María Del Carmen Muriel
La escuela lleva el nombre de una excelente maestra, una gran mujer mexicana que dio su vida sin escatimar carencias, desvelos y cansancio. Su vida la dedicó al cuidado de niñas y niños huérfanos y desprotegidos. Su objetivo fue formarles en los valores éticos, humanos y sociales, ayudándoles a crecer de una forma integral.
María del Carmen Muriel fue una de las primeras religiosas de la Congregación, vivió y emprendió, junto con los fundadores, uno de los asilos, el de Tacubaya; en él se daba asilo a niños y niñas desamparadas; se les brindaba educación, alimentos, un hogar donde vivir y convivir. Los fundadores concibieron que tan necesaria era la alimentación como la formación humana y religiosa que los capacitara para ser hombres y mujeres, que pudieran afrontar por sí mismos cualquier situación que se les presentase en la vida.
En el Asilo de Tacubaya se impartían las clases hasta el cuarto año de Instrucción elemental, era lo más alto. Las maestras que impartían las clases tenían el título oficial de Maestras. Unas eran religiosas y otras seglares. La formación que recibían no se limitaba a lo estrictamente exigido por los programas educativos oficiales, sino que se iba mucho más allá. Se le daba una importancia máxima a la Religión o Moral cristiana. Abarcaba otros aspectos que no eran tenidos en cuenta en los colegios públicos del Estado, como la música y otras bellas artes.
Cuando los niños y niñas concluían la instrucción elemental, se les procuraba también una capacitación profesional. Se crearon Obradores para las niñas mayores de 14 años, entraban a las 9 de la mañana y salían a las 5 de la tarde. Se les enseñaba la doctrina cristiana y labores de remendar y coser. En el asilo para niños se crearon talleres de imprenta, sastrería y carpintería. También se cultivaba en los niños y niñas, con esmero la formación artística, comedias, poesías, con gran regocijo y admiración de los asistentes. En los asilos de la Divina Infantita se admitían, niños y niñas desde lactantes hasta bien creciditos.
Historia del colegio
Bajo esta idea de asilos se fundó el actual Colegio María del Carmen Muriel en 1945. Se atendía a niñas de escasos recursos o en condición de abandono; se les formaba para desempeñar un oficio e integrar su propia familia, cuando fuera el momento. Como institución educativa se le conoció como Academia Comercial para señoritas
Desde 1945, ha prestado sus servicios como internado, medio-internado y externado en donde se han formado muchas generaciones. Inicialmente se impartían clases de comercio, primaria y guardería, exclusivamente a mujeres.
En sus primeros años de vida se enfrentó a la dificultad de atender a una cantidad importante de niñas. Llegó el momento en que las religiosas carecían incluso de alimentos, motivándolas a buscar recursos en las más distintas fuentes para continuar apoyando a quienes más lo necesitaban. En 1947, por ejemplo, la Secretaría de Salubridad ayudó a que la casa saliera avante, además, fue necesario solicitar apoyo económico a los padres o familiares de las niñas.
El 23 de junio de 1962 obtuvo el reconocimiento oficial y su incorporación como Escuela Primaria, bajo la dirección de Srita. Rafaela Chávez Castillo. En 1978, en la dirección marcada como Aguayo No 43 estaba establecida como Guardería Guadalupe Escalada que albergaba 200 alumnas y 20 personas encargadas.
El Colegio dejó de funcionar como internado en 2008. El día 16 de marzo del 2010 se dio la autorización para impartir Educación Primaria a alumnado mixto. Hasta la fecha, se ofrece preescolar y primaria a un costo accesible para las familias que más pudieran necesitarlo. Considerando la situación de padre y madre trabajadoras, se ofrece el servicio de comedor y tareas para apoyarles en estos momentos tan complicados.
Las instalaciones
La mitad de las instalaciones que ocupa el Colegio fueron donadas a la Congregación por un matrimonio muy bondadoso. Ellos se fueron a vivir a Veracruz y donaron la casa para la educación de niñas y niños. La otra mitad de la casa fue adquirida por los fundadores de la Congregación, la M. Rosario Arrevillaga y el P. Federico Salvador